Nombre científico: Ancistrus triradiatus (Eingenmann, 1918)
Nombre común: ancistrus común
Clasificación:
Orden: Siluriformes
Familia: Loricariidae
Género: Ancistrus
Especie: A. triradiatus

Distribución:
Originario de la cuenca del Amazonas y otros ríos de América del Sur, frecuentan zonas de corriente rápida y pequeños islotes repletos de vegetación. De biotopo amazónico.

Forma:
Su cuerpo, desprovisto de escamas, está recubierto de placas óseas excepto en su zona ventral aplanada. En los radios duros de sus aletas presenta una espina, excepto en la aleta adiposa y la aleta caudal; su aleta dorsal tiene ocho radios ramificados. Su boca, situada en la parte inferior de la cabeza, puede adherirse a cualquier superficie, y le ayuda a sujetarse en zonas con mucha corriente de agua y a raspar la superficie de troncos, rocas, etc. en busca de alimento.

Sobre su ancha cabeza, y sobre su nariz, presenta los característicos odontoides (u odontes) que son una especie de pequeños tentáculos o cuernos carnosos, más numerosos y grandes en los machos. También en el caso de los machos de algunas especies, estos odontoides se pueden desarrollar en la espina de la aleta pectoral.


Coloración:

Su coloración va desde el negro hasta el marrón claro, pasando por el color pardo o el gris, con pequeñas manchas ocres, blancas o amarillas sin disposición aparente. Se adaptan al entorno variando su coloración gracias a células retráctiles llamadas cromatógrafas, que tienen tanto en la piel como en las escamas. Posee también entre 4 y 7 bandas ondulantes de color blanco en la piel, presentes y distinguibles incluso en la variedad albina.


Existen variedades de color, como albinas, amarillas o rojas; y variedades morfológicas, como las de velo.

Tamaño:

Entre 9 y 10cms en acuario.

En la naturaleza alcanzan un máximo de 15cms, aunque generalmente no suelen pasar de los 12cms.


Dimorfismo sexual:

No es fácil distinguir a los machos de las hembras hasta que no alcanzan su madurez sexual, momento en el que los macho empiezan a desarrollar sus característicos odontoides, como hemos visto, a lo largo de su cabeza y sobre su nariz. Las hembras sin embargo carecen de ellos, y en el caso de tenerlos son pequeños, poco numerosos y solo suelen presentarse sobre la zona del hocico.

Generalmente, esta diferencia suele presentarse a partir de los 6 meses de vida en los machos; sin embargo, hay casos en los que los machos no generan odontoides hasta más tarde, más entrados en la etapa adulta, por lo que no siempre se puede estar seguro de distinguir a las hembras hasta los 10 o 12 meses.


Esperanza de vida:

Más de 10 años. Siempre he tenido de 2 a 3 ejemplares de esta especie presentes en mis acuarios y nunca he tenido ninguna baja.

Parámetros del agua:

PH: 5.5-7.5
GH: 2-12
Temperatura: 22-30ºC (preferiblemente 24-28°C)

Acuario:

Es aconsejable un tanque de unos 80 litros como mínimo para mantener un macho y dos o tres hembras, con abundante vegetación que les proporcione sombras y sustrato blando.

Aunque tolera parámetros amplios, necesita aguas con buena calidad y muy oxigenadas, y zonas con buena corriente, ya que soporta mal la contaminación del agua; es necesario tener cuidado con las dosis cuando hay que aplicar algún medicamento o tratamiento químico. Es también muy sensible al cobre y los fosfatos y no tolera la sal.

La decoración debe tener troncos o piedras para proporcionarle suficientes escondites de día (ya que es básicamente de hábitos nocturnos).

Exige un especial cuidado en su manipulación, por la facilidad con que sus odontoides se enganchan con redes, plantas, etc.

Alimentación:

Omnívoro.

No obstante, la mayor parte de su dieta (un 80%) está constituida por algas y otros elementos vegetales (pepino, espinaca, calabacín, guisantes etc.). Por ello se debe alimentar preferentemente con comida de origen vegetal, aunque de vez en cuando debemos darles, como complemento, alimento de origen animal como Artemia, Daphnia o alimento congelado o liofilizado. No debemos olvidar colocar algún tronco para que extraigan las porciones necesarias de polímeros de carbono y celulosa para sus procesos digestivos, pues les es vital. Además, si disponen de alimento vegetal suficiente, no dañarán las plantas.



La mayoría de Loricariidae puede llegar a cambiar su patrón de alimentación si existe una deficiencia de nutrientes. Poco se sabe al respecto, ¡pero pueden convertirse incluso en carnívoros! Cuando falta un componente esencial en la dieta de un Loricariidae, éste hará lo por buscarlo, incluso yendo contra natura. Puede incluso iniciar un comportamiento aberrante, ¡como ingerir sustrato!

Además de la celulosa, los loricáridos requieren también ciertos minerales, que buscarán en el sustrato si no están presentes de manera regular en su alimentación.

Hasta cierto punto, es normal que los loricáridos coman algo de arcilla, puesto que es rica en sales minerales. De hecho, que estos peces se encuentren en ciertos lugares precisos en el Río Xingu formando grandes colonias responde a dos motivos:

1) El suelo arcilloso es fácil de cavar para hacer una madriguera.

2) El suelo arcilloso es rico en minerales y propicio para la alimentación y el crecimiento de los alevines.

Obviamente, la naturaleza es sabia.

Lo que sería absolutamente anormal y aberrante es que nuestro loricárido cagara una gran cantidad de sustrato (manado, arena, etc). Es más, tragar demasiada cantidad de sustrato dañará su pared intestinal y provocará un comienzo de hemorragia.


Este es un hecho importante y serio. Si el problema no se resuelve con celeridad, rápidamente puede convertirse en una hemorragia generalizada a lo largo del intestino y acabar provocando una muerte segura y atroz. En la foto superior podemos intuir una presencia temprana de sangre, por ser las sales demasiado rojizas.

La calidad de las heces de los Loricariidae son un indicador valioso de su salud: las heces deben ser de color ligeramente marrón o verde y un poco blandas. Analizar las heces puede ser una herramienta útil de detección precoz de ciertas enfermedades, como los gusanos intestinales.

Pepinos, calabacines, patatas, plátano, zanahoria, mejillones, palitos de surimi, espinacas, etc son alimentos adecuados para este tipo de pez.

Obviamente, antes de llegar al extremo de detectar sustrato en sus heces, debemos revisar y cambiar el patrón de alimentación de nuestro loricárido. También es necesario sustituir los tocones de madera, indispensables para la digestión de estos animales gracias a la celulosa que contienen. En un acuario con este tipo de pez la madera debería cambiarse cada 2 o 3 años, cosa que muy pocos aficionados realizan.

Comportamiento:

Por lo general es una especie pacífica, que se puede mantener perfectamente en un acuario comunitario, siempre que cuente con escondites para refugiarse de día. Cabe destacar que, en un acuario comunitario, es el espécimen que menos problemas trae.



Reproducción:

Su reproducción en cautividad, incluso en acuarios comunitarios, es generalmente fácil. Es macho el encargado de cuidar los huevos, teniendo cuidado de que otros habitantes del acuario no se los coman. Una hembra puede poner entre 60 y 150 huevos de tamaño considerable –unos 1,5mm–, de color naranja. Los huevos eclosionan en unos 5 o 6 días, y una vez que absorben su saco vitelino, pueden alimentarse por su cuenta. Se les puede alimentar con papilla, alimento comercial, o vegetales en pequeños trozos.

Sobre el crecimiento del propio pez, parece que las variaciones genéticas podrían tener un crecimiento más lento, según se desprende de las observaciones de los compañeros y compañeras que los han mantenido e incluso criado. En concreto, los “súper-red” y las variedades de velo parecen ser las que más lento crecen.