Iwagumi es mucho más que un estilo de decoración para acuarios. Esta tendencia decorativa es originaria de Japón, donde se aplicaba a los jardines interiores de los templos budistas y extendiéndose posteriormente a otros espacios. En los años 80 esta filosofía de interpretación de la naturaleza fue dada a conocer por el maestro Takashi Amano como uno de sus estilos para decorar sus acuarios plantados.
Iwagumi significa en japonés “formación rocosa”. Las rocas son las protagonistas de los paisajes basados en este concepto. Estos acuarios tienen un aspecto muy bello que llama la atención de todos. Esta imagen tan atractiva se debe a que estos paisajes obedecen a viejas normas y cánones estéticos muy estrictos. Vamos a tratar de exponer las reglas más básicas para que un aficionado principiante pueda montar su primer acuario inspirado en esta estética.
Un acuario Iwagumi trata de recrear de la manera más purista un paisaje natural y no el interior de un río o un biotopo acuático como ocurre en los acuarios tradicionales occidentales. Inspirado en este escenario como punto de partida su misión es la de invitar a la contemplación, evocando a la meditación con su armonía de formas y texturas.
Por lo tanto, debe presentar una imagen armoniosa y relajante, que expresaremos mediante un balance visual de todos los elementos que componen el paisaje. Estos espacios expresan además la presencia de las fuerzas de la naturaleza reflejadas en la posición y textura de las rocas. Para interpretar la belleza de un paisaje debemos reflejar sus proporciones asimétricas. Esto se resuelve de dos maneras:
Por un lado usamos elementos que integran el paisaje en un número impar. Por otro lado los ubicamos usando las proporciones áureas o la norma de los dos tercios. Para ello dividiremos el frente acuario en tres partes a lo largo y a lo ancho, eligiendo una de las dos divisiones obtenidas como eje central de la composición y punto de partida para el resto de elementos. Por último, aplicaremos en todo el paisaje un estilo minimalista: “Menos es más”.
El sustrato: Estos acuarios generalmente contienen plantas acuáticas. Por lo tanto colocaremos una primera capa de unos tres centímetros de sustrato fertilizado especial para plantas de acuario. Más adelante, cuando tengamos colocadas las rocas en su posición definitiva añadiremos el resto de la grava de forma que aporte un cierto volumen, colocando muy poca cantidad en la parte delantera y acumulándola sobre el área de la roca principal para crear una suave pendiente y dar una sensación de perspectiva.
El sustrato en un Iwagumi nos marcará la línea del horizonte, subrayando con sus pendientes el recorrido del paisaje para guiar el movimiento de nuestra vista por todo el acuario hacia la roca central. Los colores pueden ser muy variados; marrones, ocres, grises y negros juegan a menudo contrastes entre los tonos claros y oscuros.
No obstante debemos evitar aquellos colores estridentes o artificiales, que no sean comunes en el suelo un paisaje. Una vez colocado el sustrato debemos acercar la grava con una pequeña pala a los bordes de las rocas con el fin de que queden semi-enterradas de forma más natural.
Este detalle de acabado es pequeño muy importante para el resultado final en un acuario Iwagumi. Muy a menudo gran parte de este sustrato queda cubierto por plantas tapizantes que aportarán suavidad y armonía al conjunto. La elección de un sustrato adecuado es muy importante. El mercado nos ofrece varias opciones de sustratos Premium.
Las Rocas del Acuario
Para expresar en nuestro paisaje una idea de asimetría debemos colocar nuestras rocas de forma excéntrica en la escena del acuario (la norma de los dos tercios). Además seleccionaremos un número impar de rocas. Estos dos aspectos ayudarán a reforzar la asimetría de todo conjunto. Una de ellas debe ser la de mayor tamaño y la que presente más “carácter” y que nos transmita más energía.
Estas características se hallan observando la forma, su color y la textura de sus grietas y hendiduras. Las demás rocas deben ser del mismo tipo, aunque su tamaño, forma y posición serán relativas a esta primera. Dentro de este número impar, pueden ser solamente tres rocas para formar un paisaje “Sanzon Iwagumi”, en su versión versión minimalista.
Para un Iwagumi usaremos cinco o más rocas, aunque siempre en número impar. Es buena idea tomarse un tiempo eligiendo estas rocas entre todas las disponibles. Una vez colocadas deben ofrecer una imagen general de un solo conjunto, al tiempo que deben conservar su identidad individual propia. Este conjunto será con la ubicación y posición de cada roca el volumen predominante de nuestro paisaje.
Bajo la filosfía Iwagumi epresentan la parte viva de nuestro escenario. Para seleccionarlos deberemos tenerlos en cuenta como elementos para tu Primer IWAGUMI. por lo tanto deberán armonizar con su filosofía. En otras palabras, el conjunto de plantas y peces seleccionados deberán transmitir igualmente armonía serenidad y paz.
En cuanto a los peces, debemos evitar especies solitarias y territoriales, inclinando nuestra preferencia sobre los cardúmenes de pequeños peces. Puedes elegir un número impar de ellos y no debes colocar más de dos o tres especies. No olvides los organismos herbívoros para controlar las algas. Las plantas juegan en este caso un papel más importante que los peces, y muy a menudo su misión es la de cubrir el sustrato de fondo con una alfombra verde con una sola especie tapizante.
La ubicación de las plantas más altas es muy importante y deberá armonizar con las rocas, sin restarles protagonismo. Debes evitar colocar demasiadas especies diferentes de plantas, a menudo es suficiente con una o dos especies bien ubicadas.
Oyaishi: Es la roca principal del paisaje y debe ser además la de mayor tamaño. Oyaishi debe destacar por su forma y su marcado carácter, de tal forma que ella sola podría decorar todo el acuario. La altura aproximada debe ser dos tercios la altura total del vidrio, y debemos colocarla también a dos tercios de la longitud total del acuario. Además esta roca la ubicaremos en sentido inclinado, para acusar y expresar de este modo “la fuerza del agua”. Esta es la principal diferencia entre el Iwagumi seco de un jardín japonés y un Iwagumi en un acuario.
Fukuishi: Es la segunda roca en importancia y también en tamaño del paisaje. Podemos ubicarla a derecha o izquierda de la roca principal (Oyaishi) será del mismo tipo que todas las demás para aportar armonía a todo el conjunto. Se coloca inclinada, pero no necesariamente en el mismo sentido que la roca principal.
Soeishi: Esta roca es más pequeña que Fukuishi y debe ser colocada al lado de la roca principal (Oyaishi), formando un grupo de tres con la segunda roca (Fukuishi) Esta roca desempeña con su ubicación y tamaño un papel clave, acentuando el flujo de fuerza de la roca principal (Oyaishi)
Suteishi: (conocida como la piedra de sacrificio) Se trata de pequeñas rocas que no destacan en la disposición general de la composición del paisaje. Aportan una nota de sutileza, elegancia y complejidad al conjunto, quedando en algunas ocasiones ocultas por la vegetación.
Sanzon Iwagumi es la versión básica de un paisaje Iwagumi. Su nombre es debido a su semejanza con la disposición de las rocas dentro de la simbología de las triadas budistas. Consta de tres piezas: La roca principal (Oyaishi) de coloca en el centro del conjunto, mientras que las otras dos rocas que son una más pequeña que la otra (Fukuseki y Soeishi) se ubican a ambos lados respectivamente. Es preferible colocar un número impar de rocas, ya que de este modo favorecemos la asimetría. No olvides colocar la roca principal de modo inclinado, para representar la presencia y el flujo de energía del agua en un río.
1.- Comienza colocando una capa de sustrato de unos 3 centímetros de forma homogénea en el fondo del acuario. Sobre esta base comenzaremos a ubicar las rocas. (Foto 1)
2.- Ubica la roca principal (Oyaishi) de acuerdo con la proporción áurea (1:1.618) o la norma de los dos tercios como aparece en la foto 2. Este paso más importante. Cuando logres ubicar la roca en este punto te darás cuenta de cómo quedará en perfecta armonía con el espacio del acuario, siendo muy favorable la colocación de las otras rocas y el resto de componentes.
3.- Coloca las otras dos rocas comenzando por la segunda en importancia y tamaño (Fukuseki). Debe quedar a la izquieda o a la derecha para dejar el otro espacio a la tercera y última roca (Soeishi). La posición de estos dos elementos se determina observando el balance, el ángulo y la orientación de las rocas. (Foto 3)
4.– Termina el paisaje colocando el resto del sustrato. Este paso marcará la línea del horizonte del paisaje. En la parte delantera debe haber poca cantidad, aumentando gradualmente hacia atrás. La línea que describa la grava debe dar continuidad con el conjunto de rocas. Coloca algo de sustrato entre las rocas para dar una sensación de suavidad y rellena los bordes de la roca con el sustrato.
Hoy en día vemos paisajes en acuarios que a pesar no seguir estas normas resultan muy bellos. Podemos desarrollar nuestras propias interpretaciones personales de este estilo decorativo y cumplir con éxito la función de agradar nuestra estancia e interpretar la belleza de la naturaleza a través de este maravilloso Hobby.
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